
Simplemente con estar ahí…
acompañándose,
con tu hombro y con tu lealtad.
Poniéndote sus zapatos, intuyendo,
con palabras o simplemente en silencio,
cuidándose… sin hacerse daño.
Punto de encuentro de emociones,
de hacer saber que estas ahí,
no como pared, si no como un puente
que une a las almas.